Antes de elegir la paleta de colores, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es la luz. Si tu vivienda goza de mucha luz natural, podrás optar por tonos más intensos si, por el contrario, tiene una orientación norte, que recibe menos cantidad de luz, es conveniente que elijas tonos más claros, pálidos y cálidos.

Los colores cambian con la luz, por lo que también tendrás que tenerlo en cuenta. Para evitar sorpresas desagradables, lo mejor es probar cómo queda un determinado color a distintas horas del día, en diferentes condiciones de luz.

Pensar en el uso que vayas a dar a cada estancia también te va a ayudar a elegir el color. Como ya hemos hablado en otras ocasiones, los colores tienen una gran influencia en las emociones. Hay colores y combinaciones energizantes, ideales para despachos o zonas de juego, y otros más relajantes, perfectos para habitaciones, salones e incluso, para los baños.

El efecto combinación es otro aspecto a valorar. Piensa si vas a conservar textiles u otros elementos decorativos. Si son de colores neutros, no tendrás problema para combinarlos, pero si son más vivos, los tendrás que utilizar como punto de partida para planificar el resto de colores.

Combinación de colores

Para acertar con la combinación de colores puedes dejarte llevar por tus gustos o aplicar la teoría. Si te decantas por la segunda opción, aquí tienes algunas pistas:

• Decoración monocromática. Se basa en la utilización de diferentes tonos de un mismo color. Esta opción da como resultado espacios muy equilibrados. Se utiliza mucho en dormitorios.
• Neutros. Son colores que no compiten entre sí y permiten jugar con otros elementos decorativos más llamativos. Una decoración en grises, blancos, tierra… El resultado son estancias muy elegantes, atemporales y muy luminosas.
• Complementario y análogo. Elegir colores opuestos en la rueda de color (complementarios) da como resultado combinaciones muy atrevidas y llamativas; con los análogos, aquellos cercanos en la rueda de color,  se consiguen estancias muy equilibradas.

Una vez elegido el color o colores, llega el momento de decidir el tipo de pintura. La pintura plástica o al agua es la más común en interiores. Es fácil de aplicar, tiene un secado rápido y está disponible en infinidad de colores. La pintura sintética es muy resistente y es adecuada para zonas de mucho paso.

Tan importante es elegir el tipo de pintura como el acabado de la misma. Brillante, mate o satinado. Las pinturas brillantes se limpian fácilmente y son muy vistosas, pero evidencian las imperfecciones u ondulaciones de la pared; un acabado mate es perfecto para estancias con mucha luz natural y las satinadas, a caballo entre opacas y brillantes, reflejan la luz, se limpian con facilidad y tienen un bonito acabado ‘efecto seda’, que juega y potencia la decoración.